sábado, 21 de marzo de 2009

Excusa para no crecer

Era la hora de almuerzo. Abrí el refrigerador y no había nada mas que un pote con mantequilla, dos hojas de lechuga (que eran de mis mascotas) y un jarro con jugo de durazno. La bolsa del pan, vacía, un par de duraznos plátanos eran mi única salvación. Ese día descubrí que soy completamente dependiente de mi abuela.

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